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¿Puede una persona deshonesta ser feliz? (personal)


La pregunta sobre la deshonestidad me hizo indagar y preguntarme con qué puede estar relacionado este concepto. Siento que es algo que siempre se ha reproducido como parte de aquello que no debemos ser, pero en realidad no recuerdo haber recibido una definición concreta. Relaciono entonces la deshonestidad con la mentira, me imagino un Pinocho, pero a la vez me sigue dejando vacíos. Si pienso en Pinocho, él me hace sentir algo de lastima. Él está solo, es de madera y siente; pero al mentir, se le crece la nariz… Creo que si lo veo así, lo de la mentira también deja de ser algo tan negativo en mi imaginario, eso me hace sentir algo confundido, pues si veo la deshonestidad como algo que no quiero en mi vida, me pregunto ¿por qué es algo menos drástica mi posición frente a la mentira (asociada a Pinocho) si es la que define que algo es deshonesto?


Me he sentido confundido porque algo me lleva a pensar en Pinocho y sentir algo de empatía por la situación tan incómoda en la que vive. Sería deshonesto aceptar que la mentira me parece buena, porque me parece terrible, pero en ese ejemplo veo que la forma como me han educado (también Tv y demás) y me interesa, me hace negar mi desprecio por la mentira. Por eso sigo sin entender muy bien si lo deshonesto es querer a Pinocho o al apreciarlo, apoyar las mentiras (supongo que eso pasa en muchas situaciones de la vida, yo solo doy ese ejemplo). A partir de ese punto me voy a otro aspecto de la mentira que también siempre he relacionado con la deshonestidad, esa es la hipocresía. 


La hipocresía es para mí esa acción que he visto en muchos que se dedican a mentir e incluso fingir. Fingir que se está interesado en algo, pero no es así, que se quiere estar en determinado lugar o emoción, pero no es así, que se quiere servir a la gente, pero no es así. La hipocresía me recuerda también la imagen de esos dos extremos, de las dos caras, en las que vemos una, pero no ambas, en la que el dicho “caras vemos, corazones no sabemos” vuelve y me hace sentir incómodo y además, me hace pensar en el trabajo que implica descubrir objetos o la cara oculta. Si eso es la deshonestidad, definitivamente, no me siento identificado, no me hace feliz. Al contrario, me estresa.


He visto cómo algunas personas son capaces de usar objetos pero también a las personas y sus acciones para sobresalir ellos mismos y lograr algo que desean. Creo que eso puede llegar a ser deshonesto, especialmente cuando eso genera la construcción de una imagen favorable sobre dicha persona que en realidad no fue la que hizo el acto. En ese sentido, a mi no me hace feliz la deshonestidad, pues en relación con lo que acabo de decir, muchas veces lo que considero importante me puede engañar, puede ser tan solo la creación de alguien para convencerme de algo, como pasa con muchos de los grandes organismos de la gobernanza transnacional y sus políticas. Hacen informes, nos convencen de que buscan la cooperación, y esto incluso en manos de académicos, que también nos han convencido harán lo mejor, pero al final, al igual que algunas leyes, sólo están justificando, legitimando procesos que posiblemente tengan dos caras, la que nos dicen tener, y la que realmente responden a otros intereses. 


Actualmente esos intereses son aquellos que tienen valor económico o material. Siento que es deshonesto con la oportunidad de estar vivos darle más valor a aquello material que a la vida misma. Por tanto, considero que es muy deshonesto el sistema en que vivimos y lo que está influenciado de la ética liberal a la que se refiere el profesor Peter Bratsis. Creo que esa realidad no corresponde a la realidad de que somos una sociedad, que aunque bastante influenciada por esa ética liberal, sigue sosteniendo por naturaleza lo social, lo compartido, más allá de la individualidad, soledad y el egoísmo, estados en los que nadie vive realmente y tampoco puede sobrevivir. Creo entonces que no soy feliz con la deshonestidad, la siento antinatural, definitivamente no es un valor que me guste. Mi cabeza me dice que eso no está bien, que no es moral, aunque sé que nos han enseñado y se sigue reproduciendo esa forma liberal para el ser y el hacer.


Eso me hace saber que hay diferentes niveles de deshonestidad, por ejemplo yo siento que no me puedo mentir a mí mismo. Sé lo que quiero, mi conducta, mi consciencia me indican que es lo mejor para hacer, y eso también ha estado influenciado por mucho el amor y cuidado que he recibido por parte de mi Familia y de mis relaciones sociales para ser quien soy. Esa perspectiva que tengo, que es tan personal, también me hace pensar que las mentiras, el engaño, la doble cara, se desarrollan de diferentes maneras a diferentes niveles, por ejemplo, no siempre es con uno mismo, pero si puede ser con un grupo, o incluso con un país, o con el mundo. Como sucede con las irregularidades en una empresa, con la contratación pública o con la estructura y el modelo de desarrollo neoliberal, respectivamente.


En conclusión, no puedo ser feliz conmigo mismo si soy yo el actor de la deshonestidad, así como en principio lo que más me genera repulsión al pensar que yo pudiese ser deshonesto, es que conozco lo mal que me siento cuando alguien es deshonesto conmigo, pero también me pesa mucho ver que le mientan o engañen a otros. Ahí me viene a la cabeza el “no hagas lo que no quieres que te hagan”. He visto que la mentira y el engaño tienen efectos negativos, por eso me es difícil creer que alguien quiera aceptar efectos negativos para sí, y quiero sostener la idea de que sí soy deshonesto también soy alguien que está dispuesto a que sean deshonestos conmigo, y ese tipo de relaciones a mi me haría realmente infeliz.


Siento que el no ser feliz con la deshonestidad es al mismo tiempo coherencia con lo que tengo, con lo que soy. A lo mejor esa coherencia está entonces acorde con ser honesto, seguro que la honestidad tiene muchos valores y relaciones que la acompañan, y con esas me siento feliz. Me genera confianza a mí mismo, y espero también de confianza a los demás respecto a mi ser. Me siento feliz e identificado con hábitos y costumbres corresponsables, sensibles y solidarias con el otro. Es un acto de coherencia y honestidad con el grupo o la comunidad a la que pertenezco, no soy solo.


Nota: este texto es producto de una reflexión personal en el contexto de mi participación en la Cátedra Colombiana "Ciudadanía, Integridad y Lucha contra la Corrupción, por eso les comparto este video (Más información sobre la Catedra: Facebook)



Gracias por leer,

Pedro Andres Barrera Carrillo



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