Resumen
En la actualidad, se presentan diversas problematizaciones y preocupaciones por el devenir de asuntos considerados fundamentales, en el plano de lo público. Preocupaciones, que tienen implicaciones directas sobre la naturaleza de los valores y procedimientos de su orientación; y que además, prestan los recursos necesarios para atravesar el umbral de la política, dada la tensión existente entre las proyecciones y horizontes de análisis y disertación; para de esta manera, asimilar que la configuración de dicho plano constituye no solo una construcción de hombres y mujeres, sino que como tal, es vulnerable a resultar modificada y, respecto a su accionar, contrarrestada. Es por eso, que pretendo mostrar que la consolidación del símbolo burgués de lo publico, merece ser contrastado y sus contradicciones puestas en evidencia, gestando una aproximación a una mas profunda conceptualización de lo publico, así como las características éticas, que en ella deben primar; en negación, de cualquier tipo de cinismo intelectual y la no existencia interpelaciones ideológicas.
Introducción
Leía –entusiasmado- en alguna ocasión una interesante disputa, animada desde los planteamientos de Saul Kripke[1], que respectaba a la manera adecuada de plantear la referencia entre los nombres y los objetos en el análisis político; esta es conocida como la disputa entre descriptivistas y antidescriptivistas; la cual pretendo enseñar, con el objeto de resaltar la importancia de las enunciaciones de contenido, la necesidad de ubicar significantes.
Para los descriptivistas, cada categoría de nominalización esta constituida por una serie de características relacionales, que resultan determinadas por el mundo de las cosas reales, de las cuales extrae cada categoría sus rasgos de referencia, es decir, se realiza un ejercicio de asimilación estético, y sobre esta base se construyen los nombres[2]; por el otro lado, los antidescriptivistas afirman que el nombre de los objetos enuncia por si mismo el contenido del objeto, dado que este nombre continua su experiencia, aun cuando los rasgos de referencia hallan desaparecido.
Lo espinoso del asunto, es que desde la perspectiva antidescriptivista, existe un reconocimiento que va más allá de las asignaciones complementarias del juicio estético reglado por la asimilación, es decir que reconoce un contenido consubstancial “rígido”, que puede entenderse como identidad, y que en la interpretación actual de Slavoj Žižek no contiene una consistencia positiva, o sea, porque es solo la positivación de un vacío, de una discontinuidad abierta en la realidad por el surgimiento del significante[3]; esta argumentación para suscitar los objetos de lo político, resulta imprescindible para aseverar, no solo una aproximación a la definición de lo publico, sino que además, permite una ingestión de herramientas de análisis, para entender la influencia y contra influencia en el espectro subjetivo, y de allí entender la formación de cualquier tipo de creación, sensibilidad, y trayectoria histórica humana.
¿Cuál es entonces la importancia de lo publico, y de su conceptualización, dicho de mejor manera, la importancia del como y el que de la configuración de los asuntos comunes?; La captura de la voz, en términos lacanianos, o la reorganización en la orientación de los asuntos generales –captura de la hegemonía-, en palabras del italiano Antonio Gramsci, adquiere aquí vital importancia, formado en un ejemplo, imaginemos por un instante a un gorila con una bananaespecial que se autogenera y que promete no acabarse pronto, y junto a él, una manada de igualmente limitados cognitivamente y hambrientos gorilas, el gorila poseedor se encuentra cegado por el confort que le brinda el goce de la banana, por lo que se encuentra imposibilitado, por altruista que este sea de ceder a su bien, por lo que esclavo del placer y de sus consecuencias, actúa racionalmente en la perpetuación de las condiciones que le brindan tal satisfacción; para conseguir las equivalencias de posesión y satisfacción de todos los gorilas en la selva, resulta imprescindible que los gorilas desposeídos, y por lo tanto oprimidos, liberen al gorila opresor en un acto de captura, no solo de la banana, sino también de su fuente de provisión, una captura del medio de opresión, no como ejemplo de sustitución del opresor mismo, sino como mecanismo de reorganización y proyección de la armonía social; un carácter ético en la actuación decisiva dentro de lo publico.
Esa latencia ética, dispuesta en los confines que preceden a la vinculación formativa-ontológica[4], anterior al proceso de subjetivización, en su reconocimiento como agente esencial “auto fisurado[5]”, va a ser aquí, no solo el elemento rector en la aproximación a una conceptualización de lo publico, sino además en la caracterización de la ciudadanía, que en realidad se plantee como horizonte, en una ampliación radical en la inclusión de los muchos, en la búsqueda y explicación de la experiencia, su simbolización y monumental búsqueda.
Por lo que, la búsqueda de significados que habiliten la ejecución y disposición de los espacios significantes, en la mayoría de los casos surge ante la no-consecuencia que adquieren estos, dentro de estructuras de producción específicas, como localidades de definición de las formas de distinción, exclusión/inclusión y dominación de las creaciones humanas.
Esta voracidad anti-teleológica, tiene un lugar explicativo, en la categoría de superestructuración ideológica de la teoría marxista, en el desmedro de la esencia producto de la victoria del parecersobre el ser, de la forma sobre el contenido, el fetiche de lo publico par excellence, donde la fundamentación de este, se encuentra perpetuamente determinada por el ámbito privado, así como apartada exclusivamente para algunos, es decir, el triunfo de la ideología, materializado en la configuración ficticia del imaginario social.
Pero además de ello, esta búsqueda, representa el entablamento de la posibilidad –el desplazamiento-. La instancia volitiva, producto de la tensión inherente entre las proyecciones sociales dentro del escenario de conflictos estético-políticos y de diferenciación social[6], y en donde se empapa de sentido a las creaciones humanas[7]; es el lugar de los posibles actos y deformaciones de las categorías y sus implicaciones; es decir, la oportunidad de los agentes que detentan el control hegemónico para reactualizar el consenso de dominación imperante, o por el contrario la oportunidad de las alteridades desprendidas de una territorialización social, para generar en su identidad desestabilizante consubstancial, argumentar la realimentación de las potencias, para conseguir el abanderamiento con el objeto de deseo universal.
Desde el vacío lingüístico-subjetivo
La política como emplazamiento de la ruptura del arreglo ontológico de determinación, ejecución y subjetivización de los asuntos públicos, representa el planteamiento de la posibilidad hacia el dar-lugar a la emancipación (epistemológica, económica, social, etc...) y al enfrentamiento esencial entre gobernados y gobernantes, y mejor aun, la posibilidad de propiciar la eliminación de las ficciones ideológicas, para reubicar al hombre en la autentica armonía de las diferencias relacionadas simbióticamente, en negación del seguimiento del Arkhein, figura de naturaleza facultada y gestora de la acción inicial.
Esto remite al fundamento de lo público como el encuentro, determinado y determinante de los sujetos en la reconfiguración de los elementos esenciales de la vida en sociedad; el espacio común, los objetos –que son objeto-sujeto- que incentivan a la definición del código común –el asunto y mecanismo de encuentro-, las categorizaciones que divergen según la racionalidad de los sujetos, y que por lo tanto en su peligro a la constitución, permiten dimensionar las posibilidades de deconstruir y negar –como animales bio-lingüísticos[8]-, para replantear alternativas.
Lo público como la simbolización espacio-temporal del movimiento, -entiéndase este como el desplazamiento oscilatorio del mundo[9], cuyo origen se encuentra en la tensión intersubjetiva, supongo aquí, en evidencia de las grietas lingüísticas- en donde se emplazan las representaciones de lo común, y que en su estructuración y consolidación, enuncian una interpelación ideológica a las construcciones subjetivas, expresa en sus formas de manifestación y prejuicios estéticos. De esta manera, lo público entra a jugar, como los axiomas de configuración, háblese de los criterios, del lenguaje y los mecanismos de proposición de la inclusión y la exclusión, la determinación material y el desplazamiento subjetivo.
Esta simbolización, encarna un proceso de constante socavación del vacío de la democracia, que ante el derrumbe de la soberanía patriarcal, reconoce el lugar de las resistencias; y que representa además, la gravitación hacia la fuga de la verdad entre las efervescencias de lo real, que evidencian la fisura en cualquier constitución psíquica, y desterritorializan los imaginarios preconcebidos, para gestar nuevas configuraciones; estas resistencias están abocadas al concebir constante de sus elementos identitarios, por lo que resaltan el papel de su diversidad autentica, negada en el procedimiento de ubicación homogénea de asignación del consenso, una captura de la plaza bajo los vectores del disenso, como garantía en la colectivización de la tribuna, y el entendimiento del papel rector de los muchos dentro del movimiento de ejecución y determinación, orientación y dirección de los asuntos generales.
Esta aproximación contiene bastantes limitaciones, que lastimosamente no se alcanzan a superar en el presente ensayo, comenzando por que que muchas de las aseveraciones se derivan de la rebelión contra el reino del consenso de Jacques Rancière, cuya prospectiva esta dada en la apropiación trascendental de la palabra por la masa de explotados, mas allá del sujeto histórico colectivo en la teoría marxista, el proletariado; es decir, una suerte de quiebre a la captura determinante policial, una apropiación que en formas posteriores deberá tender a estabilizarse y con ello, de vuelta a los formalismos y a la necesidad -para algunos nucleica de la filosofía- de subsistir; este tipo de protokantianismos que llama Slavoj Žižek[10], constituyen ideas dentro del marco de lo trascendental, que disponen la incorporación de apariciones nuevas y quizás periódicas de la hegemonía o la verdad[11]; lo que nos lleva a preguntarnos ¿Dónde queda el propósito autentico radical de la deconstrucción de los escenarios de dominación, no en su contingencia, sino en su ruptura original?, ¿El problema redundaría constantemente, -como indaga la teoría marxista del Estado- en la forma del régimen, su color y apuesta discursiva; y no en la constitución Estatal primaria?, se encontrara entonces, en una verdadera resistencia a cualquier tipo de simbolización la respuesta para tales cuestiones, ¿Eso no nos llevaría a la búsqueda exorbitante y eterna de transgresión de los rasgos subjetivos, en el esgrimo de lo Real –lacaniano[12]-, vulnerabilización que en términos de la practica representa el escenario perfecto para enlazar dominación?
El deber ser de lo público
Leopoldo Munera en “La Tragedia de lo Público”, después de ensayar sobre las distintas concepciones teórico-criticas de lo publico, en su dicotómica y complementaria dependencia con lo privado, y tras arraigarse a la definición construida por las pensadoras feministas[13], plantea ciertos requerimientos o criterios, necesarios para consolidar lo publico, para “…lograr la equidad social y erradicar la existencia subterránea de los intereses particulares en la administración pública”[14] y que resultan “…indispensables para la búsqueda del interés colectivo y para evitar la privatización del conjunto de la sociedad”[15].
Una receta del deber ser de lo publico –de sus procesos- que sin embargo, no escapa del marco filosófico burgués-liberal, puesto que su pretensión esta encaminada a una mayor colectivización de la plaza del consenso, acudiendo a principios como la transparencia y el pluralismo, pero adherido a la defensa de la teoría discursiva del derecho y la democracia rawlsaliana, como una concepción contractual de las definiciones morales y una reconstrucción ético-racional del contrato social[16], que problematizo, incluyéndolo en el marco de la lógica del idealismo hegeliano, en la ética comunicativa de la comunidad intersubjetiva universal, transparente[17]; cualquier construcción de ciudadanía derivada de ello, estaría dada en términos del sujeto trascendental kantiano, concepción que detenta a una realidad construida por los pocos[18], recayendo en el meollo original del que intentaba salir.
Por lo que unas puntualizaciones, que promulguen el deber ser de lo público, que se articule a estas resistencias a la representación, debe comprender:
1. Una comprensión de la reducción a la plaza de los significantes vacíos –por llenar- de la condición humana.
2. Un reconocimiento de la dislocación, inherente a toda identidad subjetiva.
3. Un entendimiento de los condicionantes tanto supra, como infraestructurales de determinación relativa en cualquier tipo de creación.
4. Dado que el disenso se entiende aquí, como el fundamento de lo político, como garantía del reconocimiento de la dislocación, esta seria la verdadera erradicación de los intereses particulares subterráneos, pues en su enunciación se le plantea un lugar, y allí realmente puede ser contrarrestado, no en la espera ideal, como suceso automático en la erradicación.
5. Munera, resalta el rol de la transparencia y la visibilidad de las decisiones y de los procedimientos de adaptación, lo que resulta importante, siempre y cuando, se plantee con el objetivo de discernir el principio de la dirección hegemónica, y se corresponda a un acto de revelación, que solo tendrá lugar en la explicación del nosotros sobre el asunto, es decir, ingenuo seria creer que las claridades de cada disposición serán entregadas pasivamente, un análisis critico de la configuración de los condicionantes, es la garantía a dicha visibilidad.
Conclusión
Si como se observo, la negación a la libertad como fundamento del arkhé, es decir, de la democracia en su despliegue sobre la razón y por lo tanto la facultad, permite plantear un primer plano a la crítica de los axiomas mismos de las democracias liberales, una administración pública derivada de dichos criterios, solo puede encontrarse en contradicción con su aparente necesidad originaria, el fortalecimiento de la técnica en el manejo de los asuntos públicos debe representar un compromiso con la eliminación de esta necesidad –de dominación racionalizada-; el manejo simbiótico y consciente de dichos asuntos por parte de las dinámicas constituyentes y en constante autogeneración; el manejo de los asuntos públicos por parte del pueblo.
Bibliografía
Bourdieu, Pierre. “Campo de poder, campo intelectual y hábitos de clase”. 1971
Mejía Quintana, Óscar (comp.). “El posestructuralismo en la filosofía política francesa contemporánea: Presupuestos, Criticas y Proyecciones”. Universidad Nacional de Colombia. Bogotá. 2004
Munera, Leopoldo. “La tragedia de lo publico” Contenido en “Lo publico y lo privado”. Universidad Nacional de Colombia. Bogotá. 2001
Rancière, Jacques. “Política, Policía y Democracia”.
Žižek, Slavoj. “El Sublime Objeto de la Ideología”. Siglo veintiuno editores Argentina s. a. Buenos Aires. 1992.
Žižek, Slavoj. “El espinoso sujeto: El centro ausente de la ontología política”. Editorial Paidós SAICF. Buenos Aires. 2001.
[1] Žižek, Slavoj. “PREFACIO por Ernesto Laclau”; Contenido en: “El Sublime Objeto de la Ideología”. Siglo veintiuno editores Argentina s. a. Buenos Aires. 1992. P. 16
[2] ¿Qué sucedería si lo relacionáramos con la interpelación subjetiva –del cogito cartesiano- en la modernidad, desde la teoría psicoanalítica?
[3] Žižek, Slavoj. “PREFACIO por Ernesto Laclau”; Contenido en: “El Sublime Objeto de la Ideología”. Siglo veintiuno editores Argentina s. a. Buenos Aires. 1992. P. 19
[4] Si como se asevera aquí, se trata de una construcción de corte pre ontológico, esa latencia debe entenderse, me atrevería a decir, en el despliegue de la práctica, es decir en el plano de la decisión.
[5] El reconocimiento falso, en Louis Althusser, que puede encontrarse en desarrollo vivo en la recopilación de textos “La soledad de Maquiavelo”, y que resulta fundamental en la critica al sujeto kantiano, y para interés del presente, en la evidencia de la posibilidad de recrear nuevas búsquedas, y nuevos exploradores.
[6] Bourdieu, Pierre. “Campo de poder, campo intelectual y hábitos de clase”. 1971
[7] Oscar Wilde en “Intenciones”, reseña el papel de la existencia en la experiencia de reconocimiento con el otro, de allí su interés en la recuperación del arte de la mentira.
[8] Termino extraído de Paolo Virno, en “el animal abierto al mundo” y su lectura spinoziana de la maldad de los hombre en Thomas Hobbes.
[9] En los términos usados por Hannah Arendt.
[10] A pesar, de que Rancière si representa, un giro en la orientación ontológica, la desvirtuaría en sus vínculos.
[11] Žižek, Slavoj. “La subjetivización política y sus vicisitudes” contenido en: “El espinoso sujeto: El centro ausente de la ontología política”. Editorial Paidós SAICF. Buenos Aires. 2001. P. 186
[12] Como la autentica resistencia a la simbolización, desde Althusser como la única noción de sujeto compatible con el materialismo histórico, filosofía no superada aun en palabras de Jean-Paul Sartre.
[13] Escribe Leopoldo Munera: las feministas proponen entender la construcción de lo público como un proceso permanente que parte de las relaciones intersubjetivas y no como un ámbito plenamente estructurado alrededor de los intercambios entre el Estado y los ciudadanos; y cita a Nancy Fraser: ["El punto es que, a este respecto [la definición de lo público], no existen fronteras naturales dadas a priori. Lo que debe considerarse como un asunto de interés común será decidido, precisamente, a través de la confrontación discursiva. De lo anterior se sigue que ningún tópico debe ser excluido previamente a tal confrontación. Por el contrario, la publicidad democrática exige garantías positivas de oportunidad para que las minorías puedan convencer a otros de que aquello que en el pasado no era público, en el sentido de no ser de interés común, debería serlo ahora." FRASER Nancy (1997), p. 123.]
[14] Munera, Leopoldo. “La tragedia de lo publico” Contenido en “Lo publico y lo privado”. Universidad Nacional de Colombia. Bogotá. 2001. P. 5
[15] Munera, Leopoldo. “La tragedia de lo publico” Contenido en “Lo publico y lo privado”. Universidad Nacional de Colombia. Bogotá. 2001. P. 9
[16] Mejía Quintana, Óscar (comp.). “Marco de Referencia” Contenido en “El posestructuralismo en la filosofía política francesa contemporánea: Presupuestos, Criticas y Proyecciones”. Universidad Nacional de Colombia. Bogotá. 2004. P. 36.
[17] Žižek, Slavoj. “Introducción”; Contenido en: “El Sublime Objeto de la Ideología”. Siglo veintiuno editores Argentina s. a. Buenos Aires. 1992. P. 24
[18] Además, recae en una invisibilización de los problemas estructurales de la potestad como estatuto rector de la democracia, así como una ingenua percepción de la interpelación ideológica.